lunes, 13 de octubre de 2008

JUICIO ORAL Y PUBLICO A LA SOLAPA

PROCESO VIRTUAL A LA SOLAPA

…“En un instante que hoy emerge aislado,
sin antes ni después, contra el olvido,
y que tiene el sabor de lo perdido,
de lo perdido y lo recuperado.”
...............................................
Jorge Luís Borges

…¡Qué tendrás pago, que te quiero tanto
con tus chajás, tus brujas y tus teros,
con los vellones de tus garzas blancas,
con el pico plateao de tus boyeros,…
…………………………………………
Julio Migno (9)

“No he querido saber, pero he sabido” (1), que personas oriundas de la localidad de Cayastacito (2) y otras que tuvieron la suerte de vivir en ella los dulces años de la niñez y la adolescencia, dolidos por no haber logrado atenuar en las frescas aguas de un arroyo cercano, el calor abrasador de las siestas de estío, por temor a un cierto personaje siniestro merodeador del lugar, en un cálido sitio web que han abierto en homenaje a la localidad, al que concurren asiduamente a hacer la catarsis virtual recordando los inefables tiempos idos y atenuar las tristezas del desarraigo, decidieron someter a proceso a la presunta responsable de sus fieros temores de párvulos: a La Solapa, merecedora indudable del mayor de los aborrecimientos, según sostienen unánimemente (¡ respiren ¡).
“No he querido saber (¡yo tampoco ¡), pero he sabido” (¡ yo también ¡), que para la realización del juicio establecieron un Tribunal Virtual cuyos miembros son todos aquellos que tuvieron la dicha de nacer o haber vivido en aquel pueblito. Para ello sacrificaron horas de merecido descanso, no escatimaron esfuerzos ni repararon en gastos (¡lestan metiendo la mula¡), hasta lograr proveerse de los más adelantados y eficaces de medios comunicación, esos portentos que han inventados los hombres de ciencia para bien de la humanidad toda, transformando así al planeta en lo que hoy es: La aldea global (3).
Fue así que apelaron a la informática (4), la telemática (5), la cibernética (6) y la robótica (7). A los robots les encomendaron una delicada misión: Programados convenientemente, sin experimentar fatiga alguna ni aceptar remuneración (¡ ni cinco guita quieren ¡), con un arcos iris de guiños picarescos titilantes y acentuadas voces nasales, cebarán rítmicamente sabrosos “cimarrones virtuales” (¡gauchitos los “casi” humanos¡), que degustarán los miembros del jurado, a lo largo de todo el enjuiciamiento.
“Siendo día y hora de audiencia y abierto el acto”, el Señor Presidente del Excmo. Tribunal Virtual (8), hizo conocer a la enjuiciada que podía declarar cuanto creyera conveniente a su comprometida situación, o permanecer callada sin que ello creara presunción en su contra, ofrecer toda la prueba de la que pretendiera valerse en apoyo de su posición, y defenderse por sí o designar un letrado para ese fin (¡mucho derecho¡ ¡mucho derecho¡ ¡esa bicha no se merece un juicio ajustao a la Constitución¡).
La acusada respondió que declararía, puesto que se le brindaba la oportunidad histórica de limpiar su buen nombre y honor, injustamente mancillado (¡qué, quééé¡); que ejercería por sí su defensa, porque no confiaba en los abogados (¡lo bien que hace¡), no por lo que se dice de ellos – aclaró -, sino porque “cual más cual menos, también esos profesionales me han temido en la niñez y no los creo suficientemente despojados de prejuicios, ni que se les hayan ido del todo los ‘julepes’ que les he dado, por lo que temo que alberguen la rémora de algún consecuente rencorcillo ” (¡ja¡ ¡arrugaste, ehh¡ ¡ya te estaba querellando¡).
Sólo aceptaría ser patrocinada – agregó –, por una respetable señora que ha asumido espontánea y públicamente su defensa en el sitio web del pueblito, hija de un querido y recordado poeta “sanjavielero” (9), ante un artero ataque a su fama, cometido tiempo atrás en el blog, por quien ejercerá en el juicio las funciones reservadas al Ministerio Público (de ese señor yo vengo a ser como una copia; una copia carbónica, claro, pa´ que no se murmure que he renegao del tizne).
Acto continuo el Señor Fiscal procedió a dar lectura a los cargos que le atribuye, que consisten en lo siguiente:
Haber dedicado su vida a privar a los chicos de Cayastacito en los meses de verano, estación tras estación, del inigualado placer de “pegarse un baño” en las frescas y cristalinas aguas de un arroyo próximo, sin derecho alguno ni causa de justificación o atenuación, habiendo obrado con cruel alevosía, sistemática premeditación y perverso ensañamiento (¡“tomá pa’ vo’ y dale a Braulio”¡), movida sólo por el censurable placer de infundirles terror, habiendo actuado sin ánimo de lucro ni discriminación “basada en motivos de raza, color, linaje u origen nacional o étnico” (10), poder, credo, riqueza o clase social, circunstancia aquella que en modo alguno podrá hacerse valer como atenuante de su inmoral conducta, puesto que se ha establecido que esa ausencia de discriminación, estaba encaminada taimadamente a obtener la mayor cantidad de chicos posible, logrando así asustarlos a todos por igual; que tales hechos son “de público y notorio” (¡es lo pior¡).
Finalmente, le hizo conocer que los señores miembros del Honorable Tribunal Virtual estaban facultados a agregar sus propios reproches (¡prieparen algo juerte “pa’ hacerla percha”¡), a los que también deberá dar respuesta bastante (¡ enseñemelén “cuantos pares son tres botas” ¡).
Concedida que le fue la palabra, en antiguo y castizo idioma castellano ( ¡ehh¡, ya me estaba pareciendo… ¡tenía que ser cosa e’ gallegos¡ ) revelador de su rancia y seglar prosapia, aunque mezclado con inconfundibles giros propios del lugar, La Solapa se expresó de la siguiente manera:
“Señor Presidente, Honorables Miembros del Excmo. Tribunal Virtual, Señor Fiscal, Señoras, Señores, Niños, amables visitantes del sitio, donde quiera que os encontréis (¡sihhh, te faltó saludar al papagayo e’ Don Pancho¡):
Como habéis omitido preguntar quien soy – ¡porque bien que lo sabéis¡ – os diré que llegué a América el 12 de octubre de 1492, viajando de polizonte invisible en el carajo de La Pinta. Es por eso que recuerdo perfectamente a las 02,00 hs. de ese día, Rodrigo de Triana me sacó violentamente del sueño, cuando lanzó su estentóreo y archiconocido ¡¡¡Tieeeerraaaa ¡¡¡, con el que ha pasado a la inmortalidad, a despecho de sus nobles virtudes de navegante (¿quién era, señoritas, que no recuerdo más que el grito ese ? (11)).
Ya en el año 1573, viajé – siempre de polizonte invisible – en el zurrón (¿ qué, quééé..? ¿ande te juiste a meter?) de uno de los 70 “mancebos de la tierra” que vinieron con el ilustre vizcaíno don Juan de Garay, cuando decidiera “abrir puertas a la tierra”, y estuve en lo alto del “rollo de la justicia” (12), cuando fundara Santa Fe “en esta provincia de Calchaquíes y mocoretáes, hoy domingo, a quince de noviembre de 1573 año." (13). Cuando el 16 de agosto de 1650 el Cabildo decidió trasladar la ciudad, volví a viajar de polizonte en el anca de los corceles (¿corceles..? ¡“matungos”, decí¡ ¡si eran más entecaos que el Rocinantes¡) de los que partieron desde Cayastá en dirección al Oeste arriando vacas, hasta cruzar primero río El Saladillo y después el arroyo que hoy llaman Aguiar y, desde allí, tomaron hacia el Sur 60 km., hasta llegar al nuevo emplazamiento de aquella. Sin embargo, decidí quedarme en el paraje cautivada por la frescura de aquél manso curso de agua, cuando en el cruce de caminos comenzaron a levantarse algunos ranchos que preanunciaron el nacimiento de vuestro pueblito, que como bien sabéis, es una de las poblaciones más antiguas de la región (14). Cuando los primeros chavales empezaron a escaparse al arroyuelo, puse a disposición de padres, hermanos mayores, tíos y abuelos, mis muy desinteresados y eficientes servicios (¡si vo’ so’ servicial, yo soy Sor Teresa de Calcuta cuanti meno¡), de los que os hablaré luego.
Y ahora que conocéis en cabalidad mis pergaminos (¿de qué ‘tas orgullosa, decime? ¡de qué¡), y no sólo por mis apariciones que tanto teméis, paso a ejercer concretamente mi defensa. Con ese propósito os digo:
No esperéis de mí arrepentimiento alguno ni que os ruegue perdón o clemencia; tampoco toméis por altanería, la ardiente defensa que haré de mi causa. Todo cuanto me enrostráis lo he hecho en beneficio de vosotros (¡el fin no justifica los medios¡ ¿acaso “El Principe” es tu libro de almuada? ¡maquiavélica¡), quienes hoy – ¡vaya paradoja¡–, aparecéis como mis víctimas y, por tanto, de nada debo arrepentirme (¿ah sííí ..? ¿no te vas a repentir? ¡“ya veremos, dijo Elvira, cual es el güey que no tira”¡).
Debo deciros también ¡y que quede claro¡, que cometéis conmigo un acto de inequidad absoluto, de imposible reparación ulterior. Es que ya conocéis el asuntillo: “la calumnia atribuida, siempre en algo es creída”. De allí que de poco habrá de valerme la observación final en la sentencia que declare en mi beneficio que …“el proceso sufrido en nada afecta su buen nombre y honor ”. El daño ya está hecho: ¡bien sabéis como son estas cosas¡ (¡vas a salir desde la cieneennn hasta el Ñuyortain, pasando por Crónica TV que te va a sacar en letras como éstas, con la musiquita triunfal de fondo y todo, ya vas a ver¡ ¡Y lo pior pa’vo¡ Te va agarrar la propaladora de mi amigo El Maco: ¡el deily telegrafff cayastacitero¡ ¡curuvica te vaser¡).
En primer lugar os diré que los hechos por los que me juzgáis - con el tembladeral de miedos premonitorios que los recuerdos actualizan vívidamente en cada uno de vosotros - son exactos, concuerdan con la realidad fáctica y constituyen el efecto que he logrado concretar, a través del comportamiento que he observado en cada una de mis apariciones “siesteras”, tan mal apreciadas y nunca bienvenidas (pregunto yo: ¿acaso prietendería que la recibiéramos con “una con cuero”, y con la chata e’ los Buratti engalanada como pa’l corso por Don Constancio, con el Titi rascando la guitarra y el Miguelito tocando en la cordiona polcas, shotis, fostróx, pasodobles y valseaos? ). ¡Os digo con verdad absoluta¡ Esos hechos responden fielmente a la más pura esencia de mí yo ontológico, y constituyen y a la vez agotan en cabalidad, el motivo de mi presencia en este mundo (¿y pa’ qué otra cosa podés servir? ¡he¡).
Voy a expresarme con otras palabras, para que no alberguéis duda alguna: Para infundir pavura entre los chicos he sido concebida, y no hice otra cosa que cumplir con mi misión, en procura de daros beneficio, como ya veréis. Así he obrado siempre y continuaré haciéndolo, tantas veces como sean necesarias, por el bien de todos los rapazuelos de vuestro pueblillo (¡Mirála vo¡ ¡Si hasta le vamo a tené que poné biyuya encima¡).
Y a la vez advierto..: Mis temidas apariciones con sus secuelas de temores, seguirán ocurriendo a través de los siglos, hasta el fin de los tiempos o la extinción del hombre: lo que ocurra primero…
¡Desengañaos¡ ¡Nada habrá de cambiar esta parodia de juicio a la que me sometéis, nada¡ Yo continuaré poblando de miedos la imaginación de todos los que hoy son chicos en Cayastacito, y de los lleguen con la sucesión de las generaciones ¡per saecula saeculorum¡ (15) (¿quééé decííí ..?).
Es que ninguno de vosotros, Señores Honorables Miembros del Ecxmo. Tribunal Virtual, pese a los años que algunos ya tenéis (¡ja¡ ¿y vo’que so’ del tiempo e’ ñaupa?), parece haber tomado cabal conciencia de cuál es la razón última que justifica mi existencia.
En efecto: Cegados de rencor por no haber podido atenuar las ardorosas siestas de verano, con los refrescantes chapuzones que os dabais en vuestro arroyo, guardando “en un rincón del alma” (¡peina¡ ¡le habían gustao los boleros a la muy daína¡) aún vivos los “julepes” padecidos ante mis temibles apariciones, habéis olvidado los innumerables beneficios que os he prodigado “a manos llenas” (¡filiántropa también¡).
Quede claro: ¡Si vosotros me condenáis, cometeréis conmigo una gravísima injusticia, y pasaréis a la historia de la humanidad como los seres más desagradecidos e innobles de la época en que os toca vivir ¡ (¡atiendanmelán a la profeta esta¡).
Muy a mi pesar – porque no soy Ente de “echar en cara favores” (¿“Ente ”? ¡enjendro aterrador metafísico corporisable nel’ verano, eso e’ lo que so vo¡ ¿entendite?), ante la instancia procesal – virtual frente a la cual me habéis puesto, actuando en la legítima defensa de mi buen nombre y honor, voy a detallar pormenorizadamente los beneficios que os he proporcionado gratuitamente, gracias a los cuales gozáis hoy de muy buena salud. Señores: ¡Servíos tomar nota¡ (¡rajemo¡ ¡vaentrá a riboliar la media¡ ¡mejor monto “El Tero”¡ (16) ¿ande tá’ la caronita e’ bolsa?).
Vosotros tenéis ahora la costumbre de hablar eufemísticamente, y es así que llamáis intoxicaciones a ciertos desarreglos de la digestión.
Os pregunto: ¿Por qué no os expresáis como lo hacíais antes y empleáis las palabras que heredasteis de vuestros mayores ..? (¡lo mesmo digo¡)
No, caballeros, no. Yo no les he evitado “intoxicaciones”: ¡Yo a vosotros os he salvado de soberbios empachos¡ ¡emmm – paaa – chooos¡ ¡¡y con incontenibles diarreas incluidas¡¡ (¡escatológica¡)
¿Con qué se empachaban, osáis preguntar...? ¿ acaso queréis sugerirme que no lo recordáis? (¡“El Tero” cortó las guascas y se jue pa’l estero “El Tigre”¡ ¡no me puedo “hacer perdiz”¡).
To by history continued
Y bien ¡sea¡, os lo diré: Los empachos que “se agarraban” – “hasta la cabeza”, como solíais decir - eran con frutitas calientes, pasadas o apenas “pintonas”, de tala, moras negras, tunas coloradas…, pisingallos, “miquichises”, “camambuses”…, “tasis”, brucuyáses”, “ tutías”, chañar, chauchas de algarrobo…, y chauchas negras de las “corona e’ cristo” de la entrada a la cremería, que eran las de sabor más picante (¡por culpa ‘el suero¡), miel de “camatases”, “camachuises”, “lechiguanas”, y la de los cajones de abejas de Dalmira y Arístides (¡la más dulce de todas¡).
Y también ¡por supuesto¡ con los melones y sandías calientes que “tomabais” sin que se enterara el dueño ¡claro pues¡ (¡“cerrá un poco el pico”, indina¡) de algún solar cercano al pueblillo, a las que partíais a puñetazos limpios por el puro placer de ver saltar el rojo corazón, pese a que algún cuchillito de suncho siempre tenías a mano (“eran e’ chapa e’ tacho de 200 litro ” ¡bien afilaos en el estribo ‘el puente¡).
Os recuerdo – además - lo que todos vosotros muy bien sabéis: Esos empachos no cedían ni con pavas enteras de te de manzanilla, diente de león, poleo o menta. Resistían a toda la herbolaria conocida por vuestros mayores ¿recordáis? (¡eran “tedeburropaicorresistentes”¡). Jamás lo admitiréis, pero la gravedad del atore corría en sentido proporcional a la gula del “empachao” (¡no jueron “chicharrón de vizcacha”¡).
Os dije que he visto nacer al pueblecillo de Cayastacito y conocí a toda su buena gente. Por eso me consta que a esos empachos sólo se curaban con los servicios simultáneos y conjuntos de la cinta de una servicial señora, a cuyo auxilio acudíais presurosos, y las inolvidables “tiradas del cuerito e’l lomo” (¡entuavia siento el crujido en las orejas¡) de otra recordada mujer, aliviadas apenas un poco con fricciones previas de ceniza de ñandubay (¡por falta e’ talco¡) ¡A ambas personas deberéis guardar perpetua gratitud, si es que algo tenéis de hombres bien nacidos¡
También os he evitado lo que ahora llamáis insolaciones ¿ in- so – la – cio – nes..? ¡ “asoliadas macucas”, diréis mejor¡ ¿os habéis olvidado que los dolores de cabeza de asoliao, eran resistentes a todo torniquete craniano, por más fuerte que lo apretarais ? ¿no recordáis? ¿es que de pronto os habéis quedado sin pasado? ¿amnésicos ¡vosotros, justamente¡, que tan bien rememoráis esos tiempos en el blog? (¡aflojá, ladina, aflojá¡).
¿ Qué cómo curaban de esas “asoliadas”, osáis preguntar? Esos dolores de cabeza, olvidadillos míos, sólo redimían con rodajas de papa aplicadas en las sienes sujetas con un pañuelo negro, y un vaso de agua tapado con un trapito, colocado en posición invertida sobre la mollera… ¿vais a negar que era así? (¡Gracias, Titi¡).
¿Y qué agua era esa, preguntáis? ¿Tampoco lo recordáis? ¡No esperéis ni por casualidad que os crea¡ Ese agua no era un agua cualquiera, no: era del hielo de la última “manga e piedra” que pasó por el pueblo moliendo todo, guardada como la más valiosa de las medicina para esas emergencias por algún “gringo” previsor, en una botella de aceite de litro y medio color ámbar, mantenida perpetuamente a la sombra fresca del hueco de algún ombú (¡sólo así se me enfriaba un poco el “mate”¡).
También os he evitado aquello que llaman ahora luxaciones ¿lu – xa – cio – nes..? ¡ja¡ Hablemos con propiedad: Yo a vosotros los salvé de numerosas “sacadas de hombro” y “recalcaduras” varias (¡te hacían ver el lucero del tamaño ria ¡).
¿O es que vais a tener el tupé de negar que eso es lo que os pasaba, de tanto tirar piedras planas al arroyo para ver cuantos “sapitos” hacían, o de competir entre vosotros, por ver quien llegaba más lejos con el cascote más grande, para hacer el borbollón de agua más gigante? (¡yo les ganaba a tuitos¡ … cuando estaba sólo).
¿Es que también vais a tener la desfachatez de negar que los “nervios sacados” los ponía “en su lugar” otra persona - a la que también deberéis gratitud eterna y constante -, echando granos de maíz o arroz en un baso con agua, mientras murmuraba palabras mágicas mixturadas con oraciones, hacía cruces en el aire y se santiguaba..? (¿diande sacaste eso? ¡dejá e’ deci bolazos¡ ¿quién te va crei?).
Afirmo, Señor Presidente, – ¡y no exagero en lo más mínimo mi rol protector¡ – que también evité que los chicos se ahogaran en el arroyo de Cayastacito.
Oído lo cual, el señor presidente del Excelentísimo Tribunal Virtual, advirtió con voz glacial:
Su afirmación encierra una mendacidad grosera y constituye una ofensa gratuita a nuestro querido y añorado curso de agua, escenario inefable de tantos frescos zambullones, porque a todos nos consta que nunca intentó ahogar a chico alguno ¡jamás¡ (¡si no te tapaba ni el umbligo¡) La tradición oral tampoco registra antecedentes en ese sentido. Prosiga…
Señor Presidente: voy a rogaros a todos que no os encolericéis, porque la defensa es libre, como bien sabéis… (¡mucho derecho, les alvertí¡) Prosigo:
También digo en beneficio de mi posición, que he obrado a favor de la ornitología, desde que vuestros mayores los amenazaban con mis apariciones, para evitar que hicierais uso abusivo de las malditas “gomeras”. Es así que he salvado de los certeros hondazos de vosotros - ¡que hoy sois mis jueces, vaya ironía¡ - a tacuaritas azules, churrinches (¡las “brasita e juego”¡), “palomitas de la virgen”, tijeretas, colibríes ...
En este estado, un encolerizado clamor surge a través de la web. Son los miembros del Tribunal Virtual que interrumpen la exposición de La Solapa. Los martillazos llamando al orden amenazan tirar abajo el sistema y hasta el propio satélite geoestacionario (¡jusilenlá sin juicio previo¡)
Restablecida dificultosamente la calma, se oye la voz cargada de ira mal contenida del Presidente diciendo:
Justiciable: Su derecho a la defensa no la faculta a acudir a exageraciones ofensivas al buen nombre y honor de los miembros del Excmo. Tribunal Virtual. Ellos – y me incluyo –, jamás apuntaron sus hondas en dirección a esas avecillas ¡jamás¡
¿Cómo podríamos haberlo hecho, si nos quedábamos enternecidos y embelesados ante tanta belleza? ¿Quién de nosotros no guarda vívidamente en el recuerdo los trinos armoniosos, los brillantes colores y la gracia impar de cada uno de esos pajaritos, volando entre el oro de los chañares y los aromitos florecidos, cuyo dulce perfume aún nos parece percibir a través de la magia del recuerdo, y constituyen parte de nuestro más valioso tesoro original, al que guardamos celosamente en el relicario intangible del alma..? (¡ansina mesmo¡).
Acto continuo, dijo el Fiscal: Habiendo la acusada excedido los límites razonables de la defensa y ofendido gravemente al Excmo. Tribunal Virtual, “su versión deberá ser desestimada por temeridad, será pasible del máximo de la multa legal establecida, con más las costas y gastos causídicos a su cargo. Así lo pido al Alto Tribunal” (¡piaste¡ ¡ta’ bien fayao¡¡ por fin se hizo justicia¡).
Seguidamente el Presidente indica a la Solapa que puede continuar con su defensa. Oído lo cual ésta dice:
Excelentísimo Tribunal Virtual, nobleza obliga: debo admitir que quizás cometí un exceso en cuanto a vuestro comportamiento respecto de esas avecillas. Os pido sinceras disculpas. Pero no olvidéis que en el brete en que me habéis puesto, cuadra vaticinar: “Solapa que no se defiende remará en galera” (17) (¡dejá inventá¡ ¡“chacaré que se duerme lo hacen cartera”, se dice¡).
Señor Presidente: Voy a dar por finalizada mí defensa, formulando algunas reflexiones sobre el modo en que ha delineado la acusación el cayastacitero que cumple el rol acusador, a quien - con vuestro permiso - me referiré personalizadamente.
Usted, Señor Fiscal, cual si tuvieras un karma irresuelto conmigo, al formalizar la acusación, ha escogido voces tales como ensañamiento, alevosía, etc., las que indican comportamientos abyectos en grado sumo ¡Ya era suficiente con que empleara esos sustantivos, sin embargo, con toda saña, les añadió los peores adjetivos que pudo encontrar para calificarlas¡ (¡pa’ vo’ son chauchas¡).
Quede claro: de alguna forma usted pone en la acusación la misma perversidad que le atribuye a mis acciones. Al obrar así deja al descubierto: ¡¡ que es capaz de comerse al caníbal ¡¡ (18).
¡Qué terrible debe haber sido para que de ese modo lo asustaran con mis apariciones¡ (¡la “pata ‘el diablo ”¡, decía Dalmira) Y no sólo eso: Usted también debió ser un pusilánime de aquellos cuando niño, y no parece que haya logrado vencer su cobardía aún (¡no me viá rebajá a contestarte¡).
¡Estoy persuadida que no será capaz de atreverse a ir sólo al arroyo una sola siesta del verano entrante¡ (¿pa’ qué? ¡toy bien yo acá¡).
¡Vaya, hombre, vaya¡ Queda invitado “cordialmente” a ocurrir ¡no imagina el inmenso placer que me causará verlo nuevamente en las cercanías del puente¡ ¡verá qué lindo juicio real le tendré preparado¡ (¡ja¡ un día de estos voy… ¡sientate a esperarme en una cómoda cabeza e vaca, por las dudas¡).
Mientras tanto, voy a recomendarle que se procure el auxilio de dos médicos sicólogos (¿médicos, pa’ qué? ¡es tiempo perdido¡ ¡si ya fui a todos los culandreros de 100 leguas a la redonda y no pudieron hacer nada¡; uno que lo sicoanalice siguiendo las sabias enseñanzas de Froi, y otro que acuda a la farmacopea…¡tal vez así, con el efecto cruzado de diván (¡me quedo con el catre e’ tientos¡) y comprimidos (¡“para agosto caña con ruda” (P. Roth) es lo mejo¡), logre ablandar un poco esa dura entendera que tiene y mejorar los graves desarreglos que padece en el hemisferio izquierdo¡ ¡quizás así pueda adoptar industria lícita de una buena vez¡ (¡por tu culpa, “ ni pa’ descular hormigas “ me dan conchavo¡).
Seguidamente, el Señor Presidente, muy ceremoniosamente (¡hijo e’gringo tené que se¡) dijo:
Habiendo expresado libremente la acusada cuando creyó oportuno en abono de su causa (¡vieja alcagüeta¡), cada miembro del Honorable Tribunal Virtual pasará a deliberar en soledad con su propia conciencia, a fin de emitir su decisión.
Con el debido respeto a la libertad de criterio de cada uno de los Señores integrantes del Cuerpo, he de recomendarles que al pronunciarse tengan presente lo siguiente:
Hemos sido llamados a juzgar una de las creencias más controvertidas, que allá en nuestra niñez, pobló de temores la inocencia de nuestras tiernas almas, y hasta parece que alguno de ustedes todavía no ha logrado superar el trauma (¡“ese palo es pa` mi gallinero”¡).
Se trata, nada mas ni nada menos, de pronunciarse determinando si La Solapa es un ente dañino y negativo y que, por ello, debiera ser condenada (¡unos quichicientos años “hay que tirarle pu’el lomo”¡) o, por el contrario, su presencia en nuestro pasado ha resultado benéfica para nuestra salud, tal como ella sostiene y - consecuentemente -, debería ser absuelta de culpa y cargo (¡“no me la aflojen ni abajo el agua ”¡ ¡antes muertos que redotaos¡).
De modo muy particular habremos de expedirnos sobre la licitud del medio del que se ha valido la acusada, determinando si el fin presuntamente altruista perseguido - proteger nuestra salud - autorizaba el empleo del temor o si, por el contrario, el haber aplicado éste indiscriminadamente en orden al mencionado fin, no tiene justificación frente al derecho, tal como me pareció escuchar decir a una voz “saliendo desde algo oscuro” (¿vo también me cargá? ¡toy e’ punto filipino hoy¡)
Les ruego que tengamos muy presente que al cumplir con nuestra elevada e histórica misión – porque no se registran procesos sobre el mismo objeto -, cada uno de nosotros deberá despojarse absolutamente de todo sentimiento de venganza o encono y que, teniendo por norte la excelsa justicia, que será siempre “ la estrella que guía al navegante” (Stamler), e inspirados en la equidad, que es la “dichosa rectificación de la justicia rigurosamente legal” (Aristóteles, manantial constante de toda filosofía), hemos de retrotraernos a través del tiempo y de las distancias a nuestra dulce niñez en Cayastacito, para emitir nuestro veredicto, fallando “a pura inocencia de niño pueblero” (Tarragó Ros – Parodi).
El juicio se decidirá por mayoría simple de votos, declarando la culpabilidad o la inocencia de La Solapa. Yo votaré sólo en caso de empate (¡cómo “El Cleto”¡ ¡viejo y peludo nomá, che¡).
Sin más, declaro abierto el debate virtual.
(¡¡¡ El último que apague los robooootttsss ¡¡¡)


CITAS:
1) El párrafo entre comillas corresponde al comienzo de la novela “Corazón tan Blanco”, de Javier Marías.

2) Cayastacito: Localidad situada en el departamento San Justo, provincia de Santa Fe, a 62 km. al norte de su capital, en la República Argentina (ver en el sitio - si se desea -, “ Cayastacito: Origen del pueblo y del topónimo ”).

3) “Aldea global es un término posiblemente acuñado por el sociólogo canadiense Marshall McLuhan. Este concepto se refiere a la idea de que, debido a la velocidad de las comunicaciones, toda la sociedad humana comenzaría a transformarse y su estilo de vida se volvería similar al de una aldea. Debido al progreso tecnológico, todos los habitantes del planeta empezarían a conocerse unos a otros y a comunicarse de manera instantánea y directa” (Fuente: Wikipedia la enciclopedia de contenido libre que todos pueden editar).

4) Informática: (Del fr. informatique).Conjunto de conocimientos científicos y técnicas que hacen posible el tratamiento automático de la información por medio de ordenadores (Fuente: RAE).

5) Telemática.(Del ingl. telematics, acrón. de tele- e informatics, informática). Aplicación de las técnicas de la telecomunicación y de la informática a la transmisión a larga distancia de información computarizada (Fuente: RAE).

6) cibernética. (Del fr. cybernétique, este del ingl. cybernetics, y este del gr. κυβερνητική, arte de gobernar una nave). Estudio de las analogías entre los sistemas de control y comunicación de los seres vivos y los de las máquinas; y en particular, el de las aplicaciones de los mecanismos de regulación biológica a la tecnología (Fuente: RAE).

7) robótica.Técnica que aplica la informática al diseño y empleo de aparatos que, en sustitución de personas, realizan operaciones o trabajos, por lo general en instalaciones industriales (Fuente: RAE).
8) El “agraciado” con el cargo de Presidente del Jurado Virtual, es el Sr. Julio Buratti, Director del sitio (julito: ¡ arreglate ¡).
9) Me refiero a Don Julio Migno, “El Poeta de la Costa”, cuyos versos engalanan este trabajo en el epígrafe, a quien vemos tallado de cuerpo entero, sentado sobre un tronco de un árbol hachado, mirando hacia el Noreste (en dirección a su querido San Javier, y la zona de la costa), con un volumen de su libro de poemas “ De Palo a Pique”, en “El Paseo de las Dos Culturas” en la ciudad de Santa Fe ( a sus espaldas, se aprecia parte del Museo Etnográfico). Es de esperar que las nuevas autoridades municipales – aparentemente decididas a impulsar la cultura –, tengan a bien ordenar la restauración de tan merecido homenaje.


10) Art. 1º de la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación Racial.

11) Las docentes a las que solicito ayuda, son Raquel Oliva Lastra de Lazzaroni e Iris Beatriz Berga, a quienes recuerdo con toda gratitud y merecido cariño. Ellas seguramente me hubieran dicho lo siguiente:
Rodrigo de Triana, (?, 1469 - ?, ?), fue un marinero andaluz de finales del siglo XV, que acompañó a Cristóbal Colón en su primer viaje de descubrimiento de América.
“Así, al relatar los hechos ocurridos durante la madrugada del 12 de octubre de 1492, a las 02:00 hs. para ser más preciso, escribió Cristóbal Colón:… ‘ Y porque la carabela Pinta era más velera e iba delante del Almirante, halló tierra y hizo las señas que el Almirante había mandado. Esta tierra vido primero un marinero que se decía Rodrigo de Triana’..." ( Fuente: Wikipedia).



Homenaje al marinero en Sevilla

12) En España, el “Rollo de la Justicia” (o picota) era el símbolo de la jurisdicción de una villa.

13) Párrafo del Acta Fundacional de la ciudad de Santa Fe, hoy Santa fe de la Vera Cruz.

14) Ver (próximamente) – si se desea -, “ CAYASTACITO: ORÍGENES DEL PUEBLO Y DEL TOPÓNIMO”.

15) Per saecula saeculorum es una locución latina que significa literalmente por los siglos de los siglos y menos literalmente para siempre o eternamente. Se cita para indicar la larga duración de una cosa y se utiliza como final en muchas oraciones de la Iglesia para significar la eternidad de Dios (Fuente: RAE).

16) Nombre que dí al caballito sobre el cual durante años concurrí a la escuela primaria de mi pueblo, situada a cinco kilómetros de distancia. En ella aprendí el poema de Belisario Roldan, con el que invariablemente lo recuerdo:

-¡Caballito criollo del galope corto,
del aliento largo y el instinto fiel,
caballito criollo que fue como un asta
para la bandera que anduvo sobre él!

¡Caballito criollo que de puro heroico
se alejó una tarde de bajo su ombú,
y en alas de extraños afanes de gloria
se trepó a los Andes y se fue al Perú!

¡Se alzará algún día, caballito criollo,
sobre una eminencia un overo en pie;
y estará tallada su figura en bronce,
caballito criollo que pasó y se fue!
No sin pudor, digo que me habita la dulce esperanza de galopar de nuevo sobre él “por las azules aguas de la eternidad” (La frase no es mía; tampoco recuerdo donde la leí, y éste es el motivo por el cual no cito al inspirado autor).
17) nombre femenino plural: Pena consistente en trabajos forzados de remo en las galeras reales de dos a diez años de duración: introducida a principios de la Edad Moderna, la condena a galeras tuvo vigencia en España hasta 1771 ( fuente: Diccionarios.com). En ese sentido lo empleo La Solapa.
18) “Comerse al caníbal”: Es la expresión que empleamos corrientemente los que repudiamos la pena de muerte, porque ésta no es otra cosa que la actualización de la ley del talión. Ésta mandaba castigar “ojo por ojo”, “diente por diente”, “brazo por brazo”, “muerte por muerte”, etc. Consecuentemente, siguiendo la proyección lógica del razonamiento, ante un caso concreto de canibalismo, los que justifican la pena de muerte, terminarían matando al caníbal y luego se lo comerían, castigándolo con la acción equivalente a la que cometiera.

SANTA FE, OCTUBRE/2008.

JUICIO ORAL Y PUBLICO A LA SOLAPA